Óscar Velásquez Narváez
Empezaré esta semana a comentar sobre grandes personas que han pasado por la historia de Colombia y que han hecho producir adrenalina en todo nuestro cuerpo, cuando han actuado como representantes de un pueblo que, en medio de dificultades, grita ¡VIVA COLOMBIA!
Hoy se trata de Cochise Rodríguez, que nació el 7 de abril de 1942, en el sector de Guayabal, barrio Cristo Rey de Medellín, a once días de su nacimiento quedó huérfano cuando murió su padre, Victoriano. Su madre Gertrudis Gutiérrez tomó la responsabilidad de levantar una numerosa familia.
Para ayudar a su madre viuda, Martín Emilio empezó a trabajar muy joven: vendía limones y cargaba sacos de carbón en las plazas de mercado. También trabajó en un bar y vendió periódicos; pero el trabajo juvenil que más le aportó a su futuro fue el de mensajero. Su hermana le prestó dinero para que comprara una bicicleta, aunque solo le alcanzó para una de mujer. En esa se movió por las calles de Medellín, entrenándose en un oficio que les dio sustento económico y muchas piernas a varios ciclistas colombianos de distintas generaciones. Cochise hizo miles de viajes para entregar productos como empleado de una droguería.
¿Por qué Cochise? “Todavía era un niño cuando me pusieron el apodo con el que todo el mundo me conoce, o mejor: me lo puse yo. A los 10 años, en la escuela del barrio Manrique, en Medellín, nos llevaron a ver la película Flecha rota, un western de colonos y apaches. El jefe de los indios se llamaba Cochise, y yo quedé obsesionado: cuando salí, empecé a decirles a todos mis amigos que me dijeran así, que ese era yo”
A los 15 años usó su bici-turismera y corrió por primera vez en una competencia realizada en Girardota, Antioquia. El debut, sin embargo, no fue bueno: se retiró aguijoneado por un dolor intenso. Más adelante cambió de bicicleta y empezó a tomarse el ciclismo en serio en 1959. Entonces ganó una competencia disputada en el ascenso a Las Palmas, la carretera que conduce de Medellín al municipio de Rionegro.
Sus primeros triunfos como ciclista fueron en México. Luego de un 6.º puesto en la Vuelta a Colombia 1961, donde se tituló Campeón Novato, a finales de esa misma temporada fue convocado por el técnico del equipo nacional, el francés José Beyaert, para integrar, al lado de Rubén Darío Gómez, Antonio Ambrosio y Alfonso Galvis, la cuarteta colombiana a la octava edición de la Vuelta de la Juventud Mexicana. Cochise ganó la primera etapa entre México-Toluca, y fue dos veces subcampeón, en 1964 y 1967.
En la pista del velódromo Agustín Melgar, en la Ciudad de México, estableció el 7 de octubre de 1970 la marca mundial de la hora para aficionados cubriendo un total de 47.566,24 metros.
En (1971), cuando todavía era ciclista aficionado, ganó el campeonato mundial en los 4.000 metros persecución individual en Varese, Italia.
Dos títulos mundiales son un orgullo para todos por ser de los primeros ganados por un colombiano fuera del terruño. Obtuvo el récord mundial y el triunfo en los cuatro mil metros persecución individual. ¡Todo un gran mérito!
Sus cuatro triunfos en la Vuelta a Colombia en bicicleta forman parte de la historia y el orgullo nacional y lo mejor de su palmarés, pues le ganó a lo más granado del ciclismo histórico de Colombia que, aunque internacionalmente no se mostró, estamos completamente seguros que hubieran barrido en América y Europa, hablo de ciclistas como Rafael Antonio Niño, Roberto “Pajarito” Buitrago, Rubén Darío Gómez, Hernán Medina Calderón. Javier El Ñato Suárez y otros.
Cochise es también famoso al atribuírsele una frase que logra condensar muy bien la forma de actuar en la sociedad colombiana: "En Colombia se muere más gente de envidia que de cáncer".
En lo personal Cochise se considera un enamorado desde su humildad, proveniente del barrio Guayabal estrato bajo y casado con la mujer ideal de Laureles, bella, prestante y distinguida llamada María Cristina Correa Restrepo.
Cochise en los años 60 marcado por los duelos que sostuvieron grandes ciclistas de esta época, la cual quedó como el tránsito de la edad de piedra a la edad media del ciclismo colombiano.
Martín Emilio Rodríguez fue, en paralelo con el éxito que tuvo en su país, un precursor del ciclismo colombiano en Europa. Corrió el Giro de Italia en 1973 (ganó la etapa 15), 1974 y 1975 (ganó la etapa 19), y corrió el Tour de Francia este mismo año. En Italia compitió dentro del prestigioso equipo Bianchi Campagnolo, donde fue contratado como secundario de lujo: un campeón que debía fungir de gregario, siempre al servicio del capo, Felipe Gimondi.
Además de eso, Cochise tenía otra misión, un poco más oculta, más silenciosa. Cuando la vía se empinaba, la orden era que primero se pusiera por delante de Gimondi y luego, cuando el italiano empezara con ese vaivén exagerado del que va sufriendo para aguantar el ritmo, que se hiciera a un lado de su jefe de filas para que este se pudiera impulsar con su pierna y tomar otra vez cadencia. Y eso era varias veces, de una manera sigilosa para que los comisarios no lo notaran, un esfuerzo caníbal de uno, un traspaso de energía al otro. Sucedió en el ascenso al Monte Carpegna, en el Monte Generoso, lugares en los que la verdadera batalla es contra uno mismo, contra la fatiga (Amaya, 2019).
Por su conocimiento del ciclismo europeo desde adentro, Cochise fue contratado como asesor cuando se formó el equipo Pilas Varta, el que debutó con diez ciclistas aficionados en el Tour de Francia de 1983. El proyecto fue tan ambicioso que muchos llamaron loco a Miguel Ángel Bermúdez, entonces presidente de la Federación Colombiana de Ciclismo. Para confirmar su tesis, Bermúdez viajó a Medellín en 1981 y habló con Cochise, un sabio ya retirado, pero siempre cercano a muchos equipos colombianos. “Qué loco vas a estar, Miguel. Si yo como gregario de Gimondi me metí en el puesto 23, vos con esos pelaos te metés por lo menos entre los primeros 15”. El presagio del campeón fue bastante preciso: Edgar “Condorito” Corredor y José Patrocinio Jiménez, dos jóvenes figuras, lograron los puestos 16 y 17 en aquel Tour.
Por último recordemos que Cochise incursionó con idéntica propiedad en la ruta y en la pista, de todos los escenarios del mundo, por eso sus colegas lo llamaron para siempre “El todo terreno” y fue condecorado como el deportista del siglo XX en Colombia.
Y este fue Cochise, quien en muchas circunstancias hizo madrugar a muchos colombianos para oír la radio, donde contaban que aquel colombiano triunfaba en nombre del país.
Ya no sólo es COVID, es violencia la que sigue por ahí, cuidémonos, de nuestro comportamiento depende el bienestar de todos.
Quienes quieran leer los documentos escritos con anterioridad, remítanse al link https://www.elpereirano.com/search/label/%C3%93scar%20Vel%C3%A1squez%20Narv%C3%A1ez?m=1

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